domingo, 3 de junio de 2012

un momento para cada cosa

El viernes recordé algo.

Una vez, en el colegio, un chico se acercó a donde yo estaba sentado y me preguntó: «¿Tú no tienes amigos?». Años después he desterrado prácticamente todos los recuerdos de mi infancia (no hay en ella nada digno de recordar y casi nadie a quien echar de menos), pero estoy seguro de que nunca he sido demasiado sociable. Soy un tipo muy callado, hablo menos de lo que escribo y apenas escribo últimamente. De niño pasaba mucho tiempo solo, no por imposición sino porque me gustaba. Alguna vez jugaba con alguien, tirábamos unas canastas o simplemente hablábamos de cualquier tontería, pero siempre he intentado tener un rato para alejarme de la gente. Tal vez por eso me gusten tanto los gatos callejeros.

Ahora, ya un poco más viejo, con más amigos y con pareja, me he vuelto un poco más "familiar" y menos "arisco", pero sigo disfrutando muchas veces de comer solo o beber solo. Me gusta visitar una cervecería cercana, sentarme en la última mesa y tomarme unas jarras leyendo un libro mediocre o preparando el curso de Android, y sigo poniéndome nervioso cuando hay mucha gente alrededor, cuando oigo niños llorando o cada vez que voy al supermercado.

«¿Tú no tienes amigos?» Sonreí al recordarlo, contento de que el tiempo y la mala memoria hubieran enterrado la mayor parte de mi vida. Pasó un camarero y me lo imaginé haciéndome la misma pregunta, pero se limitó a saludarme: «¿Qué tal, hombre, cómo te va?». Le hice un gesto con la mano y seguí leyendo sin pensar en nada más.

5 comentarios:

  1. "Contento de que el tiempo y la mala memoria hubieran enterrado la mayor parte de mi vida". Esta frase brillante.

    Beber solo en los bares mola, aunque desde que prohibieron el humo ha perdido mucha literatura.

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    1. Cierto, aunque a los que tenemos problemas respiratorios nos viene bien. Lo que deberían haber dejado era la separación por zonas, que no hacía daño a nadie y desde mi punto de vista era la solución más lógica.

      Por cierto, qué bueno leerte de nuevo, hombre, ya se te echaba de menos por aquí.

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  2. En mi caso era un profesor el que en alguna ocasión me preguntó por qué no me relacionaba en el recreo con mis compañeros... No sé, no me aburría, no necesitaba a nadie para divertirme... La verdad es que, de cría, tenía una imaginación desbordante que hacía que me inventara un mundo sólo para mí...

    Y en la Uni también algún profesor me preguntó por qué no bajaba con mis compañeros en los descansos entre clase y clase...

    Ahora, aunque sigue sin molestarme el estar sola (y sigo sin bajar en los descansos entre clases), lo que me resulta incómodo son esas situaciones en que sabes que deberías relacionarte con tus compañeros, pero no te apetece/no te sale/no sabes... Como cuando llegas antes y ya hay un grupito de gente, pero aún no han abierto la puerta... Hasta que empiezo a sentirme cómoda y a entablar conversación con alguien (lo que puede llevarme incluso meses), me siento violenta...

    En fin, será cuestión de seguir trabajando sobre ello, ¿no? Besito!!!

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    1. ¿Seguir trabajando sobre ello? ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

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  3. Hay quien llama amigo hasta el lechero... a mí me gusta caminar sola por la calle y sentarme en sitios en los que pueda ver mi sombra. Es una compañía terriblemente agradable...

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