sábado, 5 de mayo de 2012

el callejón

¿Puede apartarse, señor?
No, dijo el viejo.

En ese momento llegábamos a pie al callejón y lo vimos de espaldas, arqueado como siempre lo he visto, dándole la espalda a un todoterreno negro. La mujer quería aparcar en la acera, pero el hombre se negaba a apartarse. Se volvió y, moviendo los brazos en actitud desafiante, le dijo que tenía toda la ciudad para aparcar. Allí, allá, donde le diera la gana.

Conozco de vista al viejo desde hace un par de años. Es bajito y delgado, debe de tener más de ochenta años y suelo verlo con una boina y las manos cogidas a la espalda. Tiene cara de bueno, si es posible tener cara de algo. Nunca se mete con nadie, nunca da problemas. Camina despacio, pero creo que no es cosa de la edad sino más bien de su forma de ver la vida. ¿Y qué sé yo de su forma de ver la vida?, se preguntarán. Bueno, sé algo: da de comer a los gatos.

La mujer empezaba a impacientarse.
¿Quiere apartarse, no ve que voy a aparcar?
No, no va a aparcar, tiene toda la ciudad para hacerlo. Camine un poco.
Lo comentábamos mi amigo y yo. Esa necesidad que tiene la gente de aparcar en la misma puerta. Luego, eso sí, ponen el grito en el cielo cuando la grúa se lleva su BMW de cuarenta mil euros. Ya no espero que respeten a los peatones (eso en España no se lleva), pero al menos podían tener consideración con los gatos.

Y lo mismo pensó el viejo, claro. Acababa de ponerles unos garbanzos a una manada de unos diez o doce. Alguno se quedó mirando el morro amenazante del coche, un morro como de un animal salvaje y despiadado. Pero no se iban de allí. El viejo estaba en medio y la bestia lo respetaba.

Al final la mujer se cansó y se fue. Imagino que se rompió la cadera por tener que caminar más de veinte metros después de aparcar en la calle de al lado. Los gatos, por su parte, no le dieron demasiada importancia, y bajo la amable sonrisa del viejo siguieron allí apelotonados dando cuenta de los garbanzos. Fue el gesto bonito del día.

1 comentario:

  1. El viejo me cae bien :-D Me cae bien la gente que da de comer a los gatos... Después, quizás, sean unos hijos de perra que se dedican a jorobar al resto, pero el poner comida a los gatos hace que me incline a pensar bien de ellos de primeras... XD Besito!!!!

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